Hermosa paleta que entremezcla los más variados estilos arquitectónicos, ofrece la turista el Palacio de Valle, una joya constructiva de la provincia de Cienfuegos. La edificación de esta pieza hermosa comenzó en el 1913 por el arquitecto italiano Alfredo Colli y el maestro de obra Juan Suárez. Cuatro años después terminó su edificación dejando atrás el desembolso de un millón y medio de pesos.
Este capricho arquitéctonico, es así mismo, un despliegue de ostentación y creatividad. Evidencia características del arte gótico, románico, del barroco italiano y del estilo mudéjar de moda en el continente Europeo siglos XII y XIII. Cornisas invaluables, pinturas finísimas, maderas preciosas, una monumental escalera de mármol de carrara, exquisita imitación del tallado en madera. El único de los recursos nacionales utilizado allí fue la caoba, madera preciosa de Cuba, el resto se importaron desde diversos destinos, entre estos materiales se encuentran también: alabastros, cerámicas, cristales, mosaicos, entre otros que si bien fueron costosos en ese momento, hoy son aún más caros.
El Palacio de Valle es una edificación de dos plantas. Posee una escalera de caracol metálica que asciende hasta la azotea con pérgolas y monaretes; y un sótano en donde estuvieron ubicadas las habitaciones del personal de servicio. En la planta baja campa lo esplendoroso de este edificio.
La sala de recibo, por ejemplo, ofrece artesonado en oro, zócalos de mármol rosado con aplicaciones en bronce y un piso de mármol blanco. Sobresale, sin embargo, el fastuoso comedor que imita el patio de los leones da la Alhambra de Granada. La Planta Alta se distingue por una verja de hierro forjada en Sevilla. En lo alto el palacio ostenta tres torres y una glorieta asentada; simbolizan la fuerza, el amor y la religión.
Por su ubicación en Punta Gorda, quienes lleguen hasta la bella Cienfuegos en busca de esta arquitectura lujosa, pueden hospedarse en los diversos hostales de la ciudad, pero también en el conocido Hotel Jagua, otra delicia del lugar.